Los viajes son mi pasión. Sea que viaje del norte al sur de la ciudad o a
miles de kilómetros de ella, mi corazón se encuentra en un estado de plenitud
cuando lo hago. Pero de eso no les voy a hablar hoy, solo lo explico para
después en otro post retomar el tema, ya que considero que lo que les voy a
platicar está directamente ligado. Hoy quisiera abordar el tema de “la edad y
sus estereotipos ”. Y para esto les voy a contar una anécdota.
La primera vez que abordé un avión fue a la edad de 8 años. Viajé desde
Monterrey a la ciudad de Los Ángeles acompañada solamente por mis abuelos con
el fin de visitar familia que tenemos allá. La simple idea de subirme en un
avión y de poder ir a la tierra de Mickey Mouse y Pelicu-Hollywood me
entusiasmaba tanto que sobrepasaba el mínimo miedo que tenía a viajar sin mis
papás y por más de un mes con mis abuelos que no hablaban ni una pizca de
inglés. Hay quienes criticaron a mis padres por permitir que mis abuelos en
aquel entonces a sus 70 y tantos años de edad viajaran solos sin ayuda con una
niña de 8 años como guía. Supongo que fue ese entonces la primera vez que mis
padres mi brindaron ese cachito de independencia y confianza que llegó a marcar
de distintas maneras mis decisiones en los próximos años. Pero no divaguemos.
Ese viaje fue una aventura tanto para mí como para mis abuelos. Por un lado
el tener la “responsabilidad” de ayudar a mis abuelos a llegar a Los Ángeles
sin contratiempo no fue una tarea fácil, pero sí muy emocionante. Por su parte
mis abuelos aprendieron a disfrutar de una rutina diferente. Aquí en México
salían muy poco de viaje, y cuando lo hacían normalmente era para ir a la
playa. Sin embargo al llegar a LA, quedaron maravillados de la ciudad y sus
edificios (aquí en mi ciudad el edificio más grande no pasa de los 10 pisos).
Recuerdo la expresión de asombro y felicidad que irradiaba en los ojos de mis
abuelos cuando llegamos a Disneyland, estaban más emocionados ellos que yo.
Nunca en su vida se habían subido a un juego mecánico y se divirtieron conmigo
como dos niños más, olvidándose de sus achaques y pesares por completo. Mi
abuelo que es muy quisquilloso con la comida se aventuró a terminarse una de
las hamburguesas gigantes que venden en Universal Studios. Mi abuela disfrutaba
de los algodones de azúcar como si desafiara la diabetes.
Y como estos recuerdos, hay muchos más de ese viaje que me enseño algo
elemental: la edad es meramente una cifra para determinar el tiempo que llevas
de vida en la tierra, y.
En el momento en que alguien decide para sí mismo o para alguien más que
una determinada acción no puede hacerse o pensarse con motivo de la edad, cae
en una de las mentiras más sustentadas y creídas del mundo. A veces
subestimamos la capacidad de aprendizaje y adaptabilidad de los pequeños y
a veces no damos crédito a la vitalidad y claridad de mente de los mayores.
Tenemos ya grabado en nuestra mente un camino de vida, como si fuera un
diagrama de flujo controlado por la edad.
Tienes menos de 20 años?
Si -> Aun no puedes casarte.
No -> Tienes
menos de 25 años?
Si -> Estas en edad de hacer todos tus sueños realidad. No -> Tienes menos de 30 años?
Si -> Ya no es tiempo para sueños guajiros, es tiempo para sentar cabeza porque ya estás en “edad de merecer”.
No-> Tienes menos de 35 años?
Si -> Es tiempo de endeudarte con casa, coche, hijos, y últimas tecnologías.
No -> Tienes menos de 40 años?
Si -> Hay que trabajar arduamente sacrificando todo para empezar a ahorrar para tu future y el de tus hijos.
No -> Tienes menos de 50 años?
Si -> Tienes que cuidar tu alimentación, no vaya a ser que te de colesterol y/o diabetes.
No -> Tienes menos de 60 años?
Si -> Empieza a atosigar a tus hijos para que se casen, te den nietos y sigan tu ciclo de vida.
No -> Tienes menos de 70 años?
Si -> Ahora es cuando puedes darte el lujo de viajar, pero no te vayas muy lejos… ya no estás en edad para esos trotes.
No -> Tienes menos de 80 años?
Si -> Ya debes tener cotizados y programados los servicios funerarios, no hay que ser una carga para tus hijos.
No -> Tienes menos de 90 años?
Si -> Debes requerir alguien que este al pendiente de ti, porque ya no te puedes valer por ti mismo.
No -> Tienes menos de 100 años?
Si -> Ya deberías estar muerto, robas oxígeno a la gente que tiene toda una vida por delante.
De verdad? Es esto lo que esperamos de nuestra vida?! CAMAAAN!
Y que si quiero viajar a los 30 y tantos? Y que si quiero ser
bailarina de salsa a los 80 y tantos? Y que si quiero aprender a tocar violín a
los 2 años? Y que si a los 13 quiero ir a la universidad? Y que si a los 20 ya
quiero casarme y tener hijos? Y que si a los 90 y tantos quiero empezar un
negocio? Si algo he aprendido en estos últimos años es que nunca se es
demasiado joven o demasiado viejo para hacer lo que quieres. Lo cual no digo
que signifique que puedas postergar infinitamente algunas cosas o que puedas
comerte el mundo antes de los 20. No, solo digo que no hay que limitarse por
las ataduras que entregamos inconscientemente a nuestra edad.
Dicen por ahí que “al que madruga Dios le ayuda”, pero a mí me va más el
“no por mucho madrugar amanece más temprano”. A veces apresuramos algunas
decisiones por miedo a que “se pase el tiempo”, pero las decisiones
deberían ser tomadas en base a criterios independientes de la edad o el
tiempo. Por ejemplo: Digamos que están pensando casarse. Lo último
en que deberíamos pensar para tomar la decisión de hacerlo o no, es si ya
estoy en “edad de merecer” o si “se me va a pasar el tren”. Y estoy segura que
muchos toman la decisión de casarse presionados por ese estereotipo de la edad.
En lugar de eso, podríamos ponernos a pensar si estamos preparados para lo que
conlleva la relación con una persona en el matrimonio, y si aún no estamos al
cien por ciento preparados, preguntarnos si estamos dispuestos a aprender y
luchar para lograrlo. O también está el caso en que se llegue a creer que se es
aún muy joven para hacer esto o aquello. Hay muchas cosas que se ponen en
la balanza para tomar cualquier decisión, pero la edad no debería ser una de
ellas.
Sin embargo, considero también que tiene algo de cierto el dicho que dice:
“camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Si bien nuestra edad no
debería dictar o controlar lo que hacemos en la vida, tampoco podemos sentarnos
en nuestro “lecho de rosas” y dejar que la vida pase.
Y ustedes? Creen que la edad indica lo que podemos o no hacer?
Espero leerlos pronto.
Lisa A.