miércoles, 30 de abril de 2014

No por mucho madrugar...



Los viajes son mi pasión. Sea que viaje del norte al sur de la ciudad o a miles de kilómetros de ella, mi corazón se encuentra en un estado de plenitud cuando lo hago. Pero de eso no les voy a hablar hoy, solo lo explico para después en otro post retomar el tema, ya que considero que lo que les voy a platicar está directamente ligado. Hoy quisiera abordar el tema de “la edad y sus estereotipos ”. Y para esto les voy a contar una anécdota.

La primera vez que abordé un avión fue a la edad de 8 años. Viajé desde Monterrey a la ciudad de Los Ángeles acompañada solamente por mis abuelos con el fin de visitar familia que tenemos allá. La simple idea de subirme en un avión y de poder ir a la tierra de Mickey Mouse y Pelicu-Hollywood me entusiasmaba tanto que sobrepasaba el mínimo miedo que tenía a viajar sin mis papás y por más de un mes con mis abuelos que no hablaban ni una pizca de inglés. Hay quienes criticaron a mis padres por permitir que mis abuelos en aquel entonces a sus 70 y tantos años de edad viajaran solos sin ayuda con una niña de 8 años como guía. Supongo que fue ese entonces la primera vez que mis padres mi brindaron ese cachito de independencia y confianza que llegó a marcar de distintas maneras mis decisiones en los próximos años. Pero no divaguemos.

Ese viaje fue una aventura tanto para mí como para mis abuelos. Por un lado el tener la “responsabilidad” de ayudar a mis abuelos a llegar a Los Ángeles sin contratiempo no fue una tarea fácil, pero sí muy emocionante. Por su parte mis abuelos aprendieron a disfrutar de una rutina diferente. Aquí en México salían muy poco de viaje, y cuando lo hacían normalmente era para ir a la playa. Sin embargo al llegar a LA, quedaron maravillados de la ciudad y sus edificios (aquí en mi ciudad el edificio más grande no pasa de los 10 pisos). Recuerdo la expresión de asombro y felicidad que irradiaba en los ojos de mis abuelos cuando llegamos a Disneyland, estaban más emocionados ellos que yo. Nunca en su vida se habían subido a un juego mecánico y se divirtieron conmigo como dos niños más, olvidándose de sus achaques y pesares por completo. Mi abuelo que es muy quisquilloso con la comida se aventuró a terminarse una de las hamburguesas gigantes que venden en Universal Studios. Mi abuela disfrutaba de los algodones de azúcar como si desafiara la diabetes.

Y como estos recuerdos, hay muchos más de ese viaje que me enseño algo elemental: la edad es meramente una cifra para determinar el tiempo que llevas de vida en la tierra, y.

En el momento en que alguien decide para sí mismo o para alguien más que una determinada acción no puede hacerse o pensarse con motivo de la edad, cae en una de las mentiras más sustentadas y creídas del mundo. A veces subestimamos la capacidad de aprendizaje  y adaptabilidad de los pequeños y a veces no damos crédito a la vitalidad y claridad de mente de los mayores.
 

 
Tenemos ya grabado en nuestra mente un camino de vida, como si fuera un diagrama de flujo controlado por la edad.

Tienes menos de 20 años?
Si -> Aun no puedes casarte.
No -> Tienes menos de 25 años?
Si ->  Estas en edad de hacer todos tus sueños realidad.
No ->  Tienes menos de 30 años?
Si -> Ya no es tiempo para sueños guajiros, es tiempo para sentar cabeza porque ya estás en “edad de merecer”.
No->  Tienes menos de 35 años?
Si ->  Es  tiempo de endeudarte con casa, coche, hijos, y últimas tecnologías.
No ->  Tienes menos de 40 años?
Si ->  Hay que trabajar arduamente sacrificando todo para empezar a ahorrar para tu future y el de tus hijos.
No ->  Tienes menos de 50 años?
Si ->  Tienes que cuidar tu alimentación, no vaya a ser que te de colesterol y/o diabetes.
No ->  Tienes menos de 60 años?
Si ->  Empieza a atosigar a tus hijos para que se casen, te den nietos y sigan tu ciclo de vida.
No -> Tienes menos de 70 años?
Si -> Ahora es cuando puedes darte el lujo de viajar, pero no te vayas muy lejos… ya no estás en edad para esos trotes.
No ->  Tienes menos de 80 años? 
Si -> Ya debes tener cotizados y programados los servicios funerarios, no hay que ser una carga para tus hijos.
No -> Tienes menos de 90 años?
Si ->  Debes requerir alguien que este al pendiente de ti, porque ya no te puedes valer por ti mismo.
No -> Tienes menos de 100 años?
Si -> Ya deberías estar muerto, robas oxígeno a la gente que tiene toda una vida por delante.
 
De verdad? Es esto lo que esperamos de nuestra vida?! CAMAAAN!

Y que si quiero viajar a los 30 y tantos?  Y que si quiero ser bailarina de salsa a los 80 y tantos? Y que si quiero aprender a tocar violín a los 2 años? Y que si a los 13 quiero ir a la universidad? Y que si a los 20 ya quiero casarme y tener hijos? Y que si a los 90 y tantos quiero empezar un negocio? Si algo he aprendido en estos últimos años es que nunca se es demasiado joven o demasiado viejo para hacer lo que quieres. Lo cual no digo que signifique que puedas postergar infinitamente algunas cosas o que puedas comerte el mundo antes de los 20. No, solo digo que no hay que limitarse por las ataduras que entregamos inconscientemente a nuestra edad.

Dicen por ahí que “al que madruga Dios le ayuda”, pero a mí me va más el “no por mucho madrugar amanece más temprano”. A veces apresuramos algunas decisiones por miedo a que “se pase el tiempo”,  pero las decisiones deberían ser tomadas en base a criterios independientes de la edad o el tiempo.  Por ejemplo: Digamos que están pensando casarse.  Lo último en que deberíamos pensar para tomar la decisión de hacerlo o no,  es si ya estoy en “edad de merecer” o si “se me va a pasar el tren”. Y estoy segura que muchos toman la decisión de casarse presionados por ese estereotipo de la edad. En lugar de eso, podríamos ponernos a pensar si estamos preparados para lo que conlleva la relación con una persona en el matrimonio, y si aún no estamos al cien por ciento preparados, preguntarnos si estamos dispuestos a aprender y luchar para lograrlo. O también está el caso en que se llegue a creer que se es aún muy joven para hacer esto o aquello.  Hay muchas cosas que se ponen en la balanza para tomar cualquier decisión, pero la edad no debería ser una de ellas.

Sin embargo, considero también que tiene algo de cierto el dicho que dice: “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Si bien nuestra edad no debería dictar o controlar lo que hacemos en la vida, tampoco podemos sentarnos en nuestro “lecho de rosas” y dejar que la vida pase.

Y ustedes? Creen que la edad indica lo que podemos o no hacer?

Espero leerlos pronto.

Lisa A.